viernes, 26 de agosto de 2011

Lealtad




La otra tarde estaba hablando con un Amo y me contó algo que le había ocurrido algunos años atrás cuando, en un foro de BDSM, manifestó su deseo de hacerse cargo de una esclava en una relación que, en principio, iba a ser a distancia. Como es lógico recibió varias respuestas pero le agradaron especialmente dos de ellas. Como después de algunas conversaciones no supo con cual quedarse, les propuso hacerse cargo de las dos durante un mes y decidir después quién sería la elegida. Las dos aceptaron y pasaron ese mes de prueba, al término del cual, el Amo se decidió por una de ellas, aunque siguió manteniendo un contacto esporádico con la otra, no ya como Amo y esclava sino, más bien, como simple amigos o, tal vez, por cortesía.
Me contaba este Amo que hace unos meses tuvo la oportunidad de hablar por el Messenger con la chica a la que en su día había rechazado. Estuvieron charlando de generalidades hasta que en un momento determinado la chica le preguntó la razón que le había llevado a escoger a la otra y no a ella misma. El Amo se quedó un poco perplejo, tal vez porque no se esperaba la pregunta y sólo le respondió que cuando llegó el momento de escoger a una, tomó la decisión de escoger a la otra y aunque era posible que se hubiera equivocado, era la decisión que había tomado.
A la chica, esa explicación le pareció coherente a pesar de la iusión que le hubiese hecho ser ella la elegida y siguieron hablando de otras cosas hasta que, sin que la chica aludiera nuevamente al tema, él le dijo: "Elegí a fulanita porque desde el primer dia me fue leal"
Seguramente, y esto ya lo digo yo, el Amo no fue consciente del daño que había hecho a esa chica que, durante un mes le había servido con toda su buena voluntad y sabiduría, y ahora era tildada indirectamente de desleal.
Hasta aquí el relato de la conversación con el Amo. Ahora el epílogo.
En una relación a distancia, sea de BDSM o de otro tipo, ¿Cómo se puede valorar la lealtad o la deslealtad de la otra persona? A esta respuesta creo que habría que responder que sería mejor hablar de confianza o desconfianza.
¿Cómo puede saber un Amo si su esclava le es leal o no o cómo puede saber una esclava si su Amo le es leal o no?
Una esclava puede tener conexiones con su Amo, puede tener contacto telefónico, puede tener que enviar mil correos para ser mejor controlada y puede cumplir mil órdenes en soledad o delante de una webcam, arrodillarse y adorar a su dios, darse latigazos y hacer cuantas cosas se le ordenen pero ¿Quién puede asegurar que cuando apaga la webcam no le hace al Amo un corte de mangas o se va de copas con sus amigos o se acuesta con el novio o se pone en contacto con otro Amo?

2 comentarios:

  1. Primero se ha de tener confianza y esa misma confianza trae la lealtad y muchas otras cosas.

    Mucha gente solo vive el BDSM delante de una cam,porqeu tienen otras vidas, familia, pareja o lo que sea...tambien es licito pero eso si con las cartas sobre la mesa, a mi me contactan sumisos y esclavos de otras ciudades incluso de otros paises pero vivir simplemente una relacion a si a distancia no me llena, y ver a alguien de rodillas delante de una cam me deja mas bien fria... y logicamente me veo obligada a rechazar estas solicitudes.
    Otra cosa es utilizar la cam o internet como una parte mas de una relación en al que se sabe que en algun momento abra encuentros reales:pero logicamente cada uno vive el BDSM como puede y le resulta mas satisfactorio siempre y cuando se haga con las cartas sobre la mesa y sin dañar a la otra parte.

    Lo dicho, la confianza es un elemento básico porque con ella se pueden superar obstaculos y atraer otras cosas a medida que la relación avance.
    Un beso silvia, y ya sabes que cuentas con mi apoyo y mi confianza.

    AMA NAYLA.

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  2. Si en una ralación BDSM una sumisa no acata las ordenes de su Amo , o si cuando el no esta presente ella hace lo que le da la gana, salir con el novio o cualquier otra cosa, entonces es que realmente no siente la sumisión y no deberia ni engañar a su Amo ni mucho menos engañarse a ella misma,ya que en tonces ni las ordenes ni el collar ni nada tiene sentido.

    Sandra

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