lunes, 23 de agosto de 2021

Suplicando perdón

Esta es una entrada para pedir perdón por un acto que he cometido en este blog y que una esclava nunca debe hacer. En la entrada anterior describí mis sensaciones y la situación de haber sido cedida a otro Amo durante un tiempo relativamente corto. Al describirlo, dije que una de las primeras órdenes recibidas por el Amo (Amo Dark) había sido la de estar vestida únicamente con mis bragas siempre que estuviera en la casa y añadí que ya esa primera orden me había sentado como un tiro. 

Un amigo me ha escrito un correo diciéndome que una esclava  no puede decir públicamente que le sienta como un tiro una orden del Amo.  Y es verdad. Por ello, le pido perdón públicamente desde este blog y le aseguro que nunca volverá a ocurrir.

Mi Ama me castigó con 30 m azotes, tres días desnuda por la casa y la publicación de esta entrada. Además, y como comentaré en su momento voy a volver a estar cedida y por una larga temporada.

martes, 10 de agosto de 2021

Comercio de esclavas



Una de estas semanas de atrás ha ocurrido un hecho digno de reseñar y por eso lo voy a contar para conocimiento de todos y, tal vez, para saber la opinión de algunos.
El hecho es que la madre de mi Ama cayó enferma de cierta severidad. Ella vive en un pueblo a más de cien kilómetros de aquí y al conocer la noticia no tuvo más remedio que ir allí y quedarse a su lado hasta que la cosa mejorase. Pero ¿Qué hacer conmigo? No me podía dejar sola porque una esclava no puede estar sola haciendo lo que le dé la gana, así que después de pensarlo durante unas horas, decidió cederme durante una semana a un Amo amigo suyo.
No tenía por qué haberlo hecho, pero me preguntó qué me parecía (Ella ya me ha cedido otras veces aunque a Amos que yo ya conocía mientras que a este no le conocía de nada). Por supuesto, le dije que sí, que haría lo que me ordenase de forma que al día siguiente, en vez de dirigirme a mi casa me dirigí a la suya. No puedo negar que iba con nerviosismo y cierta prevención y cuando llegué, me encontré con un hombre de unos cincuenta años, fuerte, con poco pelo y maneras educadas y corteses.
Me dijo que se alegraba mucho de que estuviera allí, que me iba a dar una serie de normas y que cualquier trasgresión sería castigada severamente. La primera norma ya me cayó como un tiro. Mientras estuviera en la casa solo podría llevar puestas mis bragas y así tendría que trabajar, hacer la comida, estar en el salón, etc.
Mi cometido consistía en las labores domésticas (Por las mañanas seguiría yendo a trabajar) y en obedecer las órdenes y deseos que me manifestara. Tres días a la semana tuvimos sesión de spanking en la mazmorra. Azotes con un flogger,  con una vara y con la mano. Bondage, potro de estiramiento y otros. Y, por supuesto, sexo. Cuando Él dijese y como Él dijese. Lo tuvimos varias veces, oral, vaginal, forzado, pero no violento. Dormía en el suelo, sobre una colchoneta, a los pies de su cama, salvo un par de noches que lo hice en la mazmorra junto a un perro gigante con el que tenía que compartir la comida, la bebida y el suelo para dormir.
Salimos a cenar juntos una noche. Yo tremendamente provocativa y Él bien vestido con chaqueta y corbata. No sé, el rico y su amante o el cliente y su puta. Eso sí, cenamos bien.
Al séptimo día llamó mi Ama diciendo que su madre estaba mejor y que volvería por la mañana y aunque no había sido maltratada ni vejada ni humillada más de lo normal, sentí un gran alivio
Por la mañana, el hombre cuyo nombre oculto me dio un billete. Le dije que no y se lo guardó. Luego, me dio una moneda de un euro; le pregunté qué era y me dijo que era el alquiler que mi Ama había pactado con Él.
Cuando esa mañana encontré a mi Dueña me dieron ganas de darle un abrazo, pero me limité a arrodillarme y besar sus pies. La normalidad había vuelto a nuestra relación. 
Pero aún me quedaba por conocer otra sorpresa. No sé si mis lectores juzgarán que es algo normal o no. Supongo que habrá de todo. Esa tarde me comentó que había estado hablando con el Amo y que le había ofrecido cinco mil euros para comprarme como esclava.. Por supuesto, mi Ama ni siquiera había considerado el asunto pero su relato me hizo estar pensando mucho tiempo ¿Es moralmente lícito comprar una esclava en BDSM? ¿Pagar por ella?