viernes, 30 de septiembre de 2011

Actores del BDSM. 5.- El Amo



Uffff!!!! Éste sí que es difícil.
Empezaré diciendo el tipo de Amo que me gusta a mí personalmente para seguir después con los que no me gustan o, incluso, con los que no soporto.
Me gusta que el Amo sea duro, implacable, que su sola presencia, su voz o el hecho de saber que lo tienes al otro lado de una pantalla, te imponga y haga que, sólo por eso, te sientas ya sometida. Me gusta que un Amo no le pase una a su esclava, que la domine porque tiene ese don y porque sabe hacerlo, no a fuerza de castigos o malabarismos. Pero también me gusta que sea inmensamente justo. Que no le dé a la esclava órdenes imposibles de cumplir y, sobre todo, que si da una orden o establece una norma, sea la que sea, la mantenga hasta el final y no se vuelva atrás. Para ello, tendrá que pensar antes muy bien lo que va a mandar y una vez que haya decidido llevarlo adelante no volverse atrás. Me gusta que imponga su autoridad por sí mismo y me gusta que sepa lo que hay que hacer y no presuma de lo que cree que sabe pero no sabe hacer.
Por el contrario, no me gustan los Amos blandos, débiles y, sobre todo, influenciables y que nadie se extrañe cuando digo esto, porque hay Amos sobre los que, incluso, su esclava puede influir. No me gustan los Amos que mienten ni los que se creen que porque son Amos no tienen que prestar a sus esclavas la misma atención e idéntica dedicación que la que sus esclavas le prestan a ellos. No me gustan los Amos que no dedican tiempo ni los que son injustos, los que dan marcha atrás, los que no saben dominar ni someter a sus esclavas. También sé de muchas esclavas que no se sienten sometidas por sus Amos.
A veces he hablado con Amos a través de Internet, Amos que no eran los míos y su sola manera de expresarse ha sido suficiente para que sintiera respeto y sometimiento hacia ellos, no para obedecer una orden, sino como una sensación personal.
Sin embargo, he hablado con otros a los que desde el primer minuto se les notaba que no sabían de qué estaban hablando.
Dejo para el final a aquellos Amos a los que no soporto y de los que se debe desconfiar desde el primer momento.
Los que ya en la primera conversación te piden una foto (Por supuesto vestida). Si se la mandas, antes de una semana te habrán pedido una desnuda.
Los que desde el primer día quieren saber tus datos personales.
Los que desde el principio te piden un número de teléfono o los que ya en la primera conversación te preguntan si tienes una cam.
Por último, al menos que me acuerde, no soporto a los Amos que creen que una esclava es una puta de la que pueden disponer a su antojo gratuitamente; los que basan el BDSM (ninguna letra significa sexo) en el sexo y esa es su única preocupación. Creo que el sexo es una parte más del BDSM y que una esclava debe sentirlo como una muestra más de su ofrecimiento al Amo pero ni la más importante ni mucho menos, la única.
Para finalizar, referirme escuetamente a esos Amos o que se las dan de Amos, que un día desaparecen sin dejar rastro y sin explicación y no vuelven a dar señales de vida.


lunes, 26 de septiembre de 2011

Actores del BDS. 4.- Los switch



Si quiero ser sincera conmigo misma he de decir que nunca he entendido el papel de switch en una relación de BDSM. Las podría comprender como parte del juego al que se entregan algunas parejas prestablecidas para las que el BDSM es una forma más de pasar el rato y les gusta dedicarse a ello más o menos esporádicamente, desarrollando los papepeles de Dominante y de esclava según las circunstancias o según el deseo de ese momento. Dedican un tiempo a la relación pero no le dedican la vida o la parte más importante de sus vidas. Si no fuera así, resultaría totalmente incomprensible que una persona se sintiera al mismo tiempo Dominante y sumiso, Amo y esclavo. No conozco a ningún  Amo que quiera ser esclavo como tampoco conozco a ningún sumiso que quiera ser Amo hasta el punto de intercambiar sus papeles de forma momentánea y a la siguiente ocasión volver a su estado primitivo.
Otra cosa es que un Amo/a o un esclavo/a, descubran que prefieren ejercer el papel opuesto y así hay Amos que han decidido ser esclavos y hay esclavos que han decidido abandonar la sumisión y el sometimiento y dedicar sus pensamientos y sus energías a convertirse en verdaderos Amos, tal vez porque habían confundido sus papeles o quizá porque habían descubierto sus verdaderos sentimientos.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Actores del BDSM. 3.- La kahira



Durante muchos años mi máximo anhelo en el terreno del BDSM y, probablemente, en cualquier terreno de mi vida, ha sido llegar a ser una kahira.
Pero estaba equivocada. Siempre había pensado que ser kahira era lo máximo a lo que podía aspirar una esclava porque creía que la kahira era una súper esclava, la más baja, la más humillada y, por supuesto, la más sometida.
Un día descubrí que eso no era cierto. Ese día averigüé que la kahira es un ser de ficción que procede de un planeta de ficción, descrito en veintitantas novelasde ficción. En ese planeta, a la esclava del Amo se le llama kahira. Fue tal mi sorpresa cuando supe aquello que durante los últimos meses o, quizá, el último año, he leído decenas de artículos sobre el planeta Gor y sus habitantes y varios libros, entre ellos, Slave girl of Gor y Captive of Gor del propio John Norman. Lo cierto es que los conceptos y las características son muy distintos den unos autores a otros. En general, la mayoría sostiene que el mundo goreano y la esclavitud goreana tienen muchísimas diferencias y algunas coincidencias con el BDSM terrestre. Con toda franqueza, yo le he visto muchas similitudes y me ha sorprendido constatar que varios expertos exponen que la relación entre el Amo y la kahira goreana no es sana ni segura ni consensuada. El propio Norman escribe en uno de sus artículos (No en una novela) que el Amo tiene todo el derecho del mundo a matar a su kahira.
Pero dejando a un lado esa parte del tema, lo que realmente parece es que , obviando el lenguaje pomposo y un poco artificial de la relación goreana, en esencia el papel y la situación de la kahira (por cierto Normas emplea el término kajira) viene a ser el mismo que el de la esclava. He leído que la kahira debe llevar un collar y estar marcada al fuego ¿Y una esclava no? Que debe obedecer todas las órdenes, vestir de una manera determinada, llamar al Amo de determinada forma. Que su nombre puede ser cambiado por otro, que debe pedir permiso para todo y perdón cuando se equivoca. Que sólo puede vestir como se le ordena y que no tiene derechos, es decir, que puede ser vendida, cedida, castigada, que debe obedecer todas las órdenes y que el único motivo de su existencia es satisfacer y hacer agradable la vida a su Amo. ¿Y la esclava?. He comprobado que el lenguaje, los tratamientos, los castigos y un larguísimo etcétera son los mismos y que una kahira y una esclava lo son todos los minutos de su día. Y yo me pregunto si todo eso no es lo mismo qué es lo que hacen las esclavas.
En la publicación KajiraDreams se dice primero que la kahira no presenta una sumisión hacia su Amo, sino que esta rendida a él y un poco más abajo dice que la sumisión de la kahira no tiene vuelta atrás.
También he leído cosas tan peregrinas como que una kahira cumple las órdenes por sí misma y que a una esclava hay que dárselas. Por ejemplo, una kahira sabe que no puede comer los lunes y a una esclava hay que ordenarle que no coma los lunes Primero, no sé cómo lo sabe si no se le ha ordenado y segundo me parece que es lo mismo.
Que nadie piense que hago una crítica a nadie y tanto las kahiras goreanas como las que no lo son me merecen el mayor respeto del mundo. Reconozco que durante un tiempo me sentí frustrada por no haber podido serlo pero sólo hasta que averigüé lo que después supe. No me interesa el mundo goreano y si
sí me interesa una esclavitud real, con una dedicacion absoluta al cien por cien a su Amo. Si a eso también se le llama kahira yo quise ser una kahira; si a eso se le llama simplemente esclava yo he sido una esclava.
Hoy sé que ser kahira es una opción comparable a la de ser esclava si se quiere dar dos nombres para una misma cosa. A no ser claro, que hablemos de Gor y de ficción.

Aprovechando esta entrada quiero felicitar a la kahira goreana esencia sumisa por su bellísimo blog.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Actores del BDSM. 2.- La esclava



Es, junto al Amo, la protagonista de cualquier relación de BDSM. Sé que hay tantas diferencias entre una esclava y otra como esclavas hay en el mundo pero lo que pretendo en esta entrada es dar mi propia opinión y lo que yo creo que debe ser una esclava.
Para mí, una esclava es alguien que se entrega a otra persona al que desde ese primer momento considera como su Amo y su Dueño, al cual le cede todos los derechos que, como ser humano, pudieran corresponderle. La esclava en la que yo creo lo es las veinticuatro horas del día todos los días del año. Eso no quiere decir que haya que estar todo el día siendo azotada, humillada o corriendo de un lado para otro. Unicamente ha de hacer lo que su Amo le ordene y si no le ordena nada no debe hacer nada, lo mismo que si le deja libertad para lo que sea  o durante el tiempo que sea, debe usar esa libertad porque también es una orden de su Amo. Tan esclava es la que debe ir sin ropa interior o ropa interior de castigo como la que lleva ropa interior de un prestigioso diseñador si ese el el deseo de su Señor. En mi caso personal, por ejemplo, nunca se planteó la posibilidad de que dejara de estudiar o de trabajar pero si mi Amo me lo hubiera exigido, una de dos, o habría tenido que dejar de estudiar o trabajar o habría tenido que dejar la relación.
Una esclava es alguien que no tiene derechos porque sus derechos los ostenta su Amo, ni poder de decsisión para nada porque su Amo decide por ella ni intimidad porque no puede esconder nada y los únicos límites que deben existir son las acciones que sean ilegales o las que atenten contra la salud de la esclava.
Esa es la esclava que me interesa y hasta ahí me habría gustado llegar a mí. Sé que en el BDSM se pueden dar todo tipo de relaciones y tan aceptables pueden ser unas como otras pero personalmente no concibo una esclava que dedique a su Amo un rato al día, algún día a la semana o cuando ambos lo acuerden así. Eso, tal vez, sería adecuado para parejas estables o para aquellos que se aman, tal como se ha comentado ya en otras ocasiones. Pero aparte de eso, sólo concibo a aquella esclava que se pone en manos de su Amo el cien por cien del tiempo, con el cien por cien de intensidad y cuyo único derecho, porque si no estaríamos en la esclavitud africana del siglo XIX, es dar por terminada la relacion.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Actores del BDSM. 1. La sumisa



Desde mi punto de vista, la sumisa, sin apellidos y sin más aclaración, no debería formar parte del BDSM. Ser sumisa es mostrar una actitud ante la vida y el que es sumiso o sumisa lo es ante casi todas las circunstancias de la vida, ante innumerables situaciones o ante un gran súmero de personas, por no decir todas las personas, incluyendo, sus amigos, sus novios, su marido o quien sea. La sumisa posee una caracterñistica o una personalidad determinada pues no es alguien que se somete voluntariamente a otrqa persona para que controle  su vida. Poniendo algunos ejemplos no del todo cercanos, la sumisa es como la tímida o la rebelde .
La personalidad sumisa es una personalidad obediente que no discute o si lo hace, se doblega a la otra parte, se cree inferior a los demás y le gusta que la manden porque piensa que los demás son superiores. Pero lo más importante es que la sumisa no tiene un Amo o, al menos, un Amo concreto.
Ya sé que en muchos ambientes del BDSM se cataloga a la sumisa como alguien que todavía no ha alcanzado los conocimientos necesarios o la confianza suficiente para ser esclava. ¿Pero no puede ser que esa deconfianza o ese temor de la sumisa sea la excusa para entregarse sólo unn poquito, esperar a ver qué pasa? Y por el contrario ¿no será que el QAmo cnsidera sumisa a alguien mientras la prueba o mientras se decide a aceptarla como esclava? en mi opinión, eso no es ser sumisa, eso es ser esclava de manera parcial o practicar el BDSM como un juego.
Si, dentro del BDSM, una persona tiene un Amo al que serrvir, esa persona es una esclava, se diga lo que se diga. Podrá decirse que tiene una mayor o menor dedicación, más o menos límites, aunque como diré en la siguiente entrada, mi pensamiento es que cuando se decide o consensúa ser esclava de un Amo debe hacerse con todas las consecuencias.

domingo, 11 de septiembre de 2011

En diferido



Esta tarde ingresaré en el hospital para someterme a mediados de semana a una intervención quirúrgica por una complicación seria de mi anterior percance de salud. No sé cuánto tiempo estaré fuera de circulación así que para no dejaros tranquilos he escrito unas cuantas entradas que mi hermana irá publicando en diferido y periódicamente en el blog. Genéricamente, todas ellas van a tratar sobre los actores o protagonistas del BDSM y en ellas daré mi opinión sobre lo que me parece de cada uno.
Quiero decir que lo que escribo es solamente mi opinión sobre los protagonistas del BDSM y en ningún caso un dogma de fe de modo que cualquier otra opinión, por muy contraria que sea, será tanto o más válida que la mía. Hablo de ello de forma genérica y en ningún momento me refiero a nadie en concreto.

Ya en un terreno más personal, quiero dar las gracias a todos los que, ya sea en este blog, por correo electrónico, en Messenger o de cualquier forma me han manifestado su apoyo y me han dado sus ánimos para que se me pasen un poco los nervios que tengo. También quiero dar las gracias a los que, por olvido, exceso de trabajo o cualquier otra cicunstancia no me han dicho nada pero de los que sé que desean que me restablezca lo antes posible. Y por supuesto, a los que no sabían nada porque estoy segura de que también lo desean.
Hasta pronto.

Profesores y alumnos



Cuando yo estudiaba en la Facultad, a los Catedráticos y a los adjuntos les llamábamos Profesores. Profesor Varela; Profesor Santamaría; Profesor Leal y así a todos. Eran como unos dioses y como unos ejemplos para nosotros que deseábamos saber tanto como sabían ellos. A algunos se les apreciaba sinceramente mientras que a otros se les apreciaba un poco menos.
Si ahora me encontrase con cualquiera de ellos en la calle o en un pasillo de algún Hospital Universitario no le diría: "Hola, Pepe, qué alegría verte", ni "Te has puesto más gordo, Jesús", ni siquiera "Buenas tardes, colega". Le diría "Que alegría verle, Profesor Varela" o " Esta usted igual de joven que siempre, Profesor Santamaría" o, si hubiera sido alguien más cercano a mí, tal vez sólo le trataría como Profesor, sin añadir el apellido.
Ahora, somos compañeros de profesión, yo ya no soy su alumna pero ellos sigue siendo mis Profesores o, si se quiere, solamente, el Profesor.
Pues eso.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Eran otros tiempos


Ayer le escribí un largo email a un amigo y era mi intención haber adjuntado este video con una canción que era de nuestras preferidas. Como me ocurre tantas veces se me olvidó hacerlo y lo pongo aquí ahora por si alguna vez se pasa y quiere escucharla. No sé si lo seguirá siendo para él pero para mí sigue siendo una de las más bellas que conozco.

lunes, 5 de septiembre de 2011

La esclava noa



Hoy quiero hablar de la esclava noa y lo primero que tengo que decir es que ha tenido muy poca suerte. Tuvo que abandonar la relación de esclavitud que mantenía debido a una grave enfermedad, fue intervenida quirúrgicamente y cuando otra vez empezó a sentirse bien se le presentó la oportunidad de iniciar una nueva con un Ama que estaba empezando su andadura como Dominante, el Ama Nayla. Todo comenzó casi como una broma, el Ama Nayla que empezaba y noa que se ofreció a ser su primera esclava.
Dadas las circunstancias, la salida de la reciente enfermedad y un estado físico no demasiado estable se estableció una relación relativamente tranquila, aunque esa tranquilidad apenas duró unos días. Noa se convirtió en una esclava total, veinticuatro horas a disposición de su Ama y sin otra obligación que la de servirla todo el tiempo y de obedecer cualquier orden que recibiera. Así la relación se convirtió en total, sin límites y sin resquicios. Noa se levantaba y empezaba a cumplir las órdenes de su Ama ya en la ducha y a partir de ahí durante todo el día. Por las mañanas iba a servir a una casa por orden de su Señora durante tres horas y dos veces a la semana debía someterse a una sesión real en la que, si bien no estaba presente el Ama debido a la distancia, sí había una persona encargada por ella a la que iba dando las órdenes que esa persona aplicaba a la esclava. Noa fue azotada físicamente y de las más variadas formas, fue  colgada y fue sometida a bondage. Una vez a la semana debía someterse a su rol de perra conviviendo con otros perros, comiendo y bebiendo con ellos.
Desgraciadamente, la relación no duró más que dos meses. Una vez noa le dijo a su Ama que iban a comenzar un experimento, palabra que a ella no le gustó nada por lo que tenía de desconfianza. Pero no era eso lo que noa quería decir; ella sabía que estaba enferma y que lo que estaba haciendo se hallaba fuera de sus posibilidades. Por eso tildó de experimento saber si su salud le iba a permitir proseguir la relación o no. Y no se lo permitió.
Una tarde, noa, en medio de una sesión, empezo a sentir que se ahogaba, que estaba mareada y confundida y le dijo a la persona que dirigía la sesión que le preguntase al Ama si podía dejarla. La respuesta fue enteramente positiva y noa abandonó aquella sesión.
Ese fue su último acto como esclava. Una nueva complicación de su primitiva enfermedad la va a llevar al quirófano de nuevo y sea cual sea el resultado, para ella no habrá más esclavitud. Sé que fue feliz, que disfrutó y que hizo disfrutar a su Ama pero duró tan poco que casi no dio tiempo a nada.
Ahora noa ya no existe y nunca más existirá y es que, desde ahora, solamente usará su verdadero nombre.