miércoles, 28 de diciembre de 2016

Feliz 2017



Quiero desear a todos los seguidores de este blog, a todos los lectores, a los que me escriben y a los que se cansan de escribirme. A los Amos y a las Amas, a los esclavos y las esclavas, un feliz año 2017, con el deseo de que todo les vaya bien, de que vean cumplidos sus deseos y que la vida les sea agradable y próspera.

viernes, 9 de diciembre de 2016

El chivo expiatorio




En todas las familias, en todos los grupos y en todas las comunidades hay, siempre, un chivo expiatorio.
Recuerdo que cuando yo era pequeña y ocurría algún percance, la culpable siempre era yo. Nunca mi hermano mayor, único varón, y tampoco mi hermana pequeña, más buena que una santa. Si ante la ausencia de mis padres, se rompía un jarrón o una figurita de porcelana, faltaba algún objeto o se había cometido cualquier desaguisado, la culpable era Silvia, un terremoto a la que sus hermanos no se atrevían a acusar. Si luego, con el paso del tiempo, se averiguaba que Silvia no había tenido nada que ver, nadie se dirigía a ella para excusarse o para pedir disculpas por el error. A mí, desde luego, me daba absolutamente igual y seguía mi vida como si tal cosa, más que nada porque, en vez de todas esas cosas que no había hecho y de las que era, supuestamente, culpable, había muchas otras ocasiones en que sí era culpable y nadie se enteraba de los desperfectos.
Lo peor es que, actualmente,sigue sucediendo lo mismo. En casa de mi Ama convive con nosotras otra esclava, propiedad de un Amo que no está en la ciudad y cuando se produce algún desaguisado o alguien se equivoca obedeciendo una orden o mandando un correo o coge el ordenador sin permiso, la culpable es nunki porque ya se sabe que es la más rebelde, la más protestona y la principal sospechosa de cualquier inconveniente que se produzca.
¡Jesús, qué cruz!

viernes, 18 de noviembre de 2016

Un paréntesis




Hoy me gustaría hacer un paréntesis en la temática del blog, es decir, en mi mundo BDSM, y comentar otro tema, totalmente ajeno al anterior.
El otro día, fui al cine con mi Señora. No es algo que haga habitualmente, pero Ella estaba interesada en ver una determinada película y me preguntó si me apetecía acompañarla. Por supuesto, le dije que sí.
Fuimos a ver una película que, en su título original, se llama La Corrispondenza. Creo que en España también se llama así. He leído algunas críticas a esta película y, en general,  los críticos profesionales la alaban extensamente, aunque también he leído otras críticas desfavorables. Está protagonizada por Jeremy Irons y Olga Kurylenko.
Podría preguntarse por qué dedico una entrada a comentar una película cuando nunca antes lo había hecho y la respuesta es porque me impresionó vivamente, hasta el punto de parecerme la película más hermosa que he visto en mucho tiempo. No digo la más buena ni, tampoco, la mejor, digo la más hermosa.
Debo confesar que se me saltaron las lágrimas en algunas secuencias y eso que no soy de llorar en el cine, pero no debió ser tan raro porque a mi Ama le pasó lo mismo y eso sí que es totalmente extraño.

domingo, 23 de octubre de 2016

Una pregunta



¿Debe un Amo experimentar sobre sí mismo todas las prácticas que después va a emplear con su esclava? ¿Debe conocer el efecto de todos los instrumentos con los que, luego, va a someterla?
Varios Amos me han dicho que sí, que toda práctica y todo el material que  usan con sus esclavas los han experimentado en su propio cuerpo.
Personalmente, no estoy muy convencida de ello y, salvo raras excepciones, no creo que la inmensa mayoría de los Amo actúen de esa forma.

viernes, 9 de septiembre de 2016

Un asunto de educación



Hoy quiero hablar de un tema que no pertenece al mundo del BDSM pero que es un asunto que me parece importante y que, en algunas ocasiones, ha llegado a molestarme.
Es cierto que como esclava hablo con mucha gente. Mi Ama me tiene ordenado que debo responder cualquier correo que me llegue y es frecuente que ese primer correo se siga de otro y después de otro y se establezca una especie de relación de amistad o para compartir intereses mutuos. En muchas ocasiones, esas personas son lectoras de mi blog pero en otras son gente que ha estado en foros en los que he participado o en cualquier otro lugar.
Ocurre que permanecemos intercambiando correos durante un tiempo variable, a veces semanas y a veces meses. Con muchas de esas personas me sigo relacionando pero con otros, la frecuencia o el interés va decayendo hasta que llega un momento en que nos despedimos hasta una nueva ocasión que, a veces, llega al cabo de un tiempo.
Pero a los que quiero mencionar y son el tema de la entrada de hoy son aquellos que, de pronto, sin decir nada y sin que haya ocurrido nada, dejan de escribir y desaparecen para siempre. La verdad es que no comprendo a esas personas, no me parecen gente educada y sí, en cambio, personas con muy mala educación. ¿Tanto trabajo cuesta decire que ya no se quiere seguir escribiendo y despedirse?

domingo, 7 de agosto de 2016

Aspecto y apariencia




En mi caso concreto, mi Dueña controla de forma exhaustiva mi aspecto y mi apariencia. Ella decide qué ropa he de ponerme cada día. Al principio, mi Ama elegía el vestuario y yo me lo ponía pero, enseguida, llegamos a la conclusión de que era engorroso y decidimos cambiar el procedimiento. Desde entonces, soy yo la que escojo mi vestuario diario y me presento ante ella, que decide si le parece bien o he de cambiarlo por otro. De todas formas, hay ocasiones en las que me indica que quiere que me ponga algo en concreto y naturalmente a mí no me queda otra opción que obedecer, lo que hago encantada. Aparte de ello, debo vestir siempre de una forma determinada y con unas reglas preestablecidas, como son la prohibición de usar pantalones, faldas por debajo de la rodilla y algunas otras cosas. En casa y en privado debo estar completamente desnuda, incluso sin calzado, también cuando llega alguna visita de alguien que pertenece al mundo del BDSM, generalmente, Amos y Amas amigos de la Señora o en las reuniones en las que puedo ser exhibida.
Ella controla y decide mi aspecto físico. El peinado y el maquillaje principalmente, pero también los adornos. No puedo llevar joyas ni bisutería, aunque tengo permitido el uso de un reloj exclusivamente para el trabajo.
Llevo de manera permanente un collar, símbolo de mi esclavitud, que solo se puede retirar con una llave que guarda mi Ama. Desde hace poco tiempo llevo un tatuaje en el pubis con su inicial y otro en el lateral izquierdo del cuello. Como esclava, siempre he estado marcada pero hasta ahora siempre había sido con tinta. Llevar un tatuaje que se supone permanente me produce una emoción especial y me llena de orgullo y de satisfacción. Sé que es para mí un honor que me hace más cercana a mi Ama y con más deseos de servirla y de someterme a su voluntad.
Finalmente he de decir que mi Ama desea que vaya completamente depilada, algo que ya hacía anteriormente.

domingo, 24 de julio de 2016

El castigo físico




Como seguramente ya habré dicho en alguna ocasión, no soy muy partidaria de las llamadas sesiones. Sé que son parte del BDSM y que a la mayoría de los Amos y de las Amas les encantan pero, personalmente, prefiero el día a día, el sometimiento rutinario, por así decirlo. Sin embargo, y después de los años que llevo en este mundo, he intervenido en muchas sesiones, la mayoría de ellas con los denominados castigos físicos. Sin duda, y no creo que nadie piense lo contrario, el más importante de todos ellos es el azote.
Azotar a una esclava es algo de lo que ningún Amo se privaría. En el caso de la esclava, o por lo menos, en el mío, ser azotada es una forma, seguramente muy importante, de satisfacer al Amo, de forma que mediante el dolor me entrego a mi Ama y Ella demuestra su dominación azotando a su esclava.
Estoy convencida de que todos los esclavos y esclavas que practican BDSM son algo masoquistas, igual que creo firmemente que la mayoría de los Dominantes tienen algo de sádicos. Yo también soy masoquista hasta cierto punto, aunque he de confesar que me siento más masoquista ante la humillación severa que ante el dolor físico.
En cuanto al instrumental, he de decir que tengo experiencia con prácticamente todos los instrumentos de azote. Desde mi punto de vista, los peores o a los que más temo son la vara y el látigo. La vara porque produce una sensación dolorosa muy grande y el látigo porque es muy peligroso si la persona que lo usa no es una experta en hacerlo. Mi Ama solo utiliza un látigo corto, junto al resto de los instrumentos, con el que es mucho más difícil errar. La fusta y el gato me parecen más llevaderos y un tipo de azote que me provoca un gran sometimiento y sumisión es la palma de la mano de mi Ama, tumbada yo sobre su regazo, y dándome ella con gran dureza. Está la variante de usar una pala o un cepillo.
Finalmente, me gustaría decir dos palabras sobre algo de lo que se habla mucho pero que yo nunca he alcanzado, el sub-space. Es verdad que muchas veces, al menos en mi experiencia, cuanto más arrecian los azotes, llega un momento en que va disminuyendo el dolor. Hay una explicación médica para ello. Si esa situación continúa podría llegarse a la ausencia total de dolor que unido a otras sensaciones, constituyen el sub-space. Hubo una ocasión, creo que ya lo he contado, en que estuve cerca de llegar, pero después de eso, no he vuelto a experimentar nada parecido. Y en cierto modo me alegro, porque todos los expertos con los que he hablado o he leído, dicen que es una experiencia ciertamente peligrosa.

lunes, 11 de julio de 2016

Propiedades y bienes de la esclava




Es bastante admitido que uno de los aspectos más farragosos de consensuar en una relación BDSM es el referente a la posesión de los bienes e ingresos de las esclava. Es sabido que una esclava no puede tener propiedades, al menos una esclava en grado 24/7, y que todas sus cosas, incluido el dinero, deben pertenecer a su Amo. Pero sé que eso, que está muy bien en la teoría, no es tan fácil en la práctica. Es muy difícil poner todos tus bienes o todos tus ingresos en manos de una tercera persona, por mucha confianza que se tenga en ella y manejar correctamente la situación.
Contaré cuál es la mía personal y la forma en que mi Ama y yo hemos consensuado este aspecto de la relación. Como es sabido, tengo un trabajo que me permite subsistir y mantenerme a mí misma, pero mi Ama no desea tomar mi dinero para sí porque no le parece justo. Todos los meses me ingresan mi sueldo en mi cuenta corriente, pero no puedo gestionarlo (sacar dinero, et.) sin el permiso expreso de mi Señora. Para ello, hemos creado una cuenta que necesita la firma de ambas para operar, de forma que ninguna puede hacerlo por sí sola. En el acceso a través de Internet, cada una tiene la mitad de los números de la clave de acceso, desconociendo la otra mitad. De esa forma, es imposible que yo pueda acceder o conseguir dinero sin permiso de mi Dueña.
Eso en el aspecto bancario. En la práctica, mensualmente debo aportar una cantidad para el mantenimiento de la casa en la que vivo, para la manutención y demás gastos de la misma. Aparte de ello, dispongo libremente de una cantidad pactada para los gastos corrientes diarios (autobús, un café, almuerzo de las guardias, et) de los que no tengo obligación de dar cuenta y que puedo administrar libremente.
Para todo lo demás que quiera comprar, ropa, maquillaje, caprichos o lo que sea, necesito tener permiso de mi Dueña y solo una vez concedido puedo efectuar el gasto. No tengo derecho a utilizar tarjetas de crédito.
Creo que es un buen sistema, justo, que se adapta bien a nuestras necesidades y que permite que se cumpla el rol de las dos.

domingo, 19 de junio de 2016

Derecho a la intimidad




La intimidad es otro de los derechos que una esclava suele tener restringidos en una relación BDSM.
En mi caso concreto, ese derecho esta totalmente abolido. Me refiero tanto a la intimidad física como a la mental.
En lo que respeta a la intimidad física, ninguno de mis actos es privado, todos deben estar visibles para mi Ama o para todas las personas que ella designe. En ese sentido y a modo de ejemplo, no puedo cerrar puertas tras de mí y puedo ser exhibida, tanto vestida como desnuda, por supuesto ante ella, pero también ante cualquier otra persona que ella decida, con la única condición de no involucrar a personas ajenas al BDSM.
En lo que respecta a la intimidad mental, tengo absolutamente prohibido mantener oculto cualquier pensamiento, idea, proyecto o algo que tenga en la mente. No quiere  decir que deba estar contando todo lo que se me pasa por la cabeza, pero sí hacerlo cuando se me pregunta o cuando se me pide alguna explicación. Estoy obligada a contestar a cualquier pregunta de mi Señora o de quien ella considere conveniente sin guardar nada y sin ocultar nada. Mi vida no es privada, mi vida pertenece a mi Dueña.

miércoles, 1 de junio de 2016

Derecho a decidir



Una de las novedades más importantes de esta nueva etapa que inicio es la norma impuesta por mi Ama en relación con el poder de decisión o con el derecho a decidir. Siempre, en todas las relaciones anteriores, he tenido restringido el derecho a decidir, pero no hasta el punto o en la intensidad en que lo tengo ahora. En anteriores ocasiones,  siempre podía decidir por mí misma en ciertos aspectos de mi vida, por ejemplo, en algo tan trivial como la ropa que ponerme, los objetos de uso personal o la posibilidad de decidir si coger un autobús para hacer un trayecto o ir andando hasta el destino.
En la actualidad, todo eso lo tengo prohibido. Mi capacidad de decidir o, por decirlo con más exactitud, mi derecho a decidir es nulo y todo lo decide mi Ama por mí. Necesito su permiso para cualquier cosa que quiera hacer y que esté fuera de la rutina de cada día. Ello no quiere decir que deba pedir permiso a cada instante y para todo. Tengo permisos generales, mediante los cuales, puedo hacer una misma cosa siempre que tenga que hacerla. Cosas tan simples como ducharme, irme a trabajar o algunas otras, gozan de un permiso permanente, aunque no puedo variarlas por mi gusto o decidir sobre ellas. Existe solo un asunto sobre el que estoy autorizada a decidir libremente y es en todo lo relacionado con el trabajo. Es algo obvio y que no podía ser de otra manera.
De esta forma, mi vida está controlada por mi Dueña y la sensación de dependencia que se tiene es enorme.
Sé que habrá gente que no esté de acuerdo con esta forma de vivir la esclavitud del BDSM, pero es innegable que produce una gran sensación de sometimiento.

viernes, 6 de mayo de 2016

Una nueva etapa




Hola a todos

Me presento: Soy Luna, la nueva Ama de la esclava nunki. Ya sabéis, porque ella lo ha contado, que terminó la relación que mantenía con el Amo Karl, por causas que no vienen al caso y que nunki ha esbozado en su última entrada. Ella y yo ya nos conocíamos desde hacía tiempo. También conocía a su Amo al vivir en el mismo mundillo y casi en el mismo barrio, y cuando me dijo que su relación no funcionaba y que iban a darla por terminada, le pedí que me la cediera, si ella estaba de acuerdo con dicha cesión.
nunki y yo tuvimos varias reuniones para consensuar nuestra relación y al final hemos llegado a un acuerdo por el que me convierto en su Dueña y ella en mi esclava, en una relación que será 24/7, sin apenas límites y en persona. Ése es el tipo de relación que ella quiere y también es la que quiero yo. Va a vivir en mi casa, en mi mazmorra, para decirlo con más corrección, y nos proponemos una experiencia indefinida, profunda, dura y permanente.
De vez en cuando, escribiré en este blog. No me propongo quitarle el protagonismo a mi perra y el blog seguirá siendo suyo y solo suyo, pero apareceré en él para comentar cosas que me parezcan de interés. Por supuesto, todos vosotros también podéis intervenir. Ya lo hacéis muchos con vuestros comentarios, pero también podéis preguntarme lo que queráis, sugerir lo que os parezca y dar vuestra versión, sin cortapisas ni censuras. Os espero.
Un saludo muy cordial

miércoles, 13 de abril de 2016

Tiempos complicados




Es cierto que durante los últimos meses he tenido el blog bastante descuidado y lo he actualizado muy poco, pero en mi descargo debo decir que tengo algunas explicaciones que pueden justificar o, cuando menos, aclarar los motivos de ese descuido.
Lo que quiero decir es que he pasado unos meses bastante complicados. Desde que se produjo el comienzo de mi nueva relación, por imperativo de algunas circunstancias y algunos errores o malentendidos, las cosas no han ido todo lo bien que se podía esperar y se han producido algunos problemas importantes. No echo la culpa a nadie y tampoco a mi Amo quien, siempre se ha conducido con corrección, pero no hemos sido capaces de adaptarnos el uno al otro y, prácticamente, desde el inicio de la relación, las cosas han ido de mal en peor. Tanto él como yo hemos intentado encauzar y resolver los problemas que se iban presentando, pero no ha podido ser y, de común acuerdo, hemos decidido dar por terminada la relación.
Voy a tratar de iniciar una nueva etapa con una relación en la que tengo puestas grandes esperanzas y no pocas ilusiones. Se trata de ponerme al servicio del Ama Luna, una persona a la que conozco desde hace tiempo y que ya tiene otra esclava con la que ya lleva varios años. Ella me ha ofrecido entrar a formar parte de su cuadra y yo he aceptado después de escuchar su proyecto, su forma de adiestrar a una esclava y lo que pretende de ella.
El Ama Luna es una mujer extraordinaria, con una gran experiencia que, con toda seguridad, sabrá transmitirme. Hemos hablado mucho y me ha planteado una relación diferente en muchos aspectos, en la que figuren nuevas experiencias que, es posible, que no entren al cien por cien en las prácticas normales del BDSM pero que me atraen enormemente, forman parte de la forma en que concibo este estilo de vida y que hemos consensuado detenidamente durante las últimas semanas. Una relación que queremos que sea profunda, dura y seria pero con la que, al mismo tiempo, podamos disfrutar las dos.
Es mi propósito y el de mi Ama ir contando en este blog todos los avatares de este nuevo proyecto. Espero poder compensar así, la dejadez a la que he tenido sometido el blog durante las últimas semanas.

sábado, 20 de febrero de 2016

Una noticia triste




Hoy he conocido una triste noticia. Hoy he sabido que el Ama Neus ha muerto.
El Ama Neus fue mi Ama durante un breve periodo de tiempo, hace ya algunos años, en una relación que tuvimos que terminar por causa de la enfermedad que ya entonces padecía y que, a la postre, ha acabado con su vida.
La conocía través de otro Amo y tras hablar varias veces, decidimos iniciar una relación. Era un Ama excelente, dura y comprensiva a la vez, estricta pero justa. Yo sabía que estaba seriamente enferma pero, gracias a los tratamientos, lo iba superando, hasta que un día me dijo que debíamos terminar con todo aquello, que era incapaz de seguir.
A partir de entonces, mantuvimos el contacto por Internet. Con alguna frecuencia intercambiábamos correos y nos contábamos nuestras cosas. Supe que había vuelto a mejorar y que tenía un esclavo, pero, poco a poco fuimos distanciando el contacto hasta que un día, para intentar saber algo de ella, puse un anuncio en este blog para que, si me leía, me facilitara su dirección de correo. Lo hizo y durante un corto periodo, volvimos a escribirnos, hasta que un día, dejé de saber de ella.
Hoy, un seguidor de este blog, amigo suyo como yo, me ha escrito un correo en el que me dice que el Ama Neus murió hace ya más de un año, como consecuencia de su enfermedad.
Con enorme tristeza y desde el más profundo respeto a su persona, desde la admiración y la sumisión que le mostré una vez, escribo esta entrada como un modesto homenaje a su persona.
Descanse en paz.

martes, 9 de febrero de 2016

Lenguaje




¿Hasta qué punto es importante en una relación Amo/esclava la observancia de un lenguaje propio de sumisión? o dicho de otra forma, ¿Debe un Amo exigir a su esclava el uso de un lenguaje adecuado? ¿Y hasta qué extremo?
Supongo que cada Amo tendrá su teoría y habrá para todos los gustos, desde los que exigen que la esclava hable siempre en tercera persona, en un tono sumiso y, por supuesto, respetuoso, hasta aquello otros que únicamente exigen unas normas generales de corrección en el trato, el uso del usted y el trato de Amo o Señor.
Personalmente, he tenido ambas experiencias. Mi anterior Amo me exigía un lenguaje respetuoso, que lo tratara de usted y que me dirigiese a Él como Amo o como Señor. Mi actual Amo, sin embargo, exige que mi lenguaje sea el que corresponde a una esclava y, por tanto, a alguien que es de su propiedad. Hablar siempre como su esclava, su perra, es decir, en tercera persona y dirigirme a Él como mi Amo o mi Dueño, bajando la voz, aceptando mi inferioridad respecto a Él y mi condición de esclava a su servicio.
Debo confesar que me cuesta un grandísimo trabajo. No porque no desee mostrarle mi sumisión y mi respeto ni porque no lo considere mi Dueño o, incluso, mi guía, sino porque hablar de mí como esta esclava o como su perra, no me sale de dentro y, por tanto, me resulta tremendamente difícil de hacerlo habitual.
Desgraciadamente, ese comportamiento mío, me ha costado no pocas reprobaciones y castigos.

martes, 5 de enero de 2016

Por qué



Igual que le ocurre a todo el mundo, durante los días de Navidad y Fin de Año he recibido un buen número de felicitaciones de familiares, de amigos y, en general, de personas que me quieren o que me aprecian.
Del mismo modo, yo misma he enviado otras cuantas felicitaciones a aquellas personas que me interesan, a las que quiero y a las que respeto lo suficiente como para desearles felicidad.
Puedo decir que he respondido a todas las que he recibido, no solo como prueba de  agradecimiento, sino para responder a sus deseos con los míos. Como es lógico, todas aquellas personas a las que yo he felicitado también me han contestado, dándome las gracias y deseándome felicidad para estos días y para este año que comienza. Todas menos una. Honestamente no sé por qué. No habría tenido importancia si no hubiera sido porque esa persona siempre ha tenido mi confianza y mi cariño. Tal vez es que se le ha olvidado o, tal vez, es que pretende olvidarse de mí o que yo me olvide de ella. Quiero decir que ese silencio me ha producido una gran tristeza y también mucho dolor. Pero que no se haga ilusiones. Su comportamiento no va a influir lo más mínimo en mí y, desde ahora mismo, debe saber que ni le voy a perder el cariño, ni el respeto, ni la devoción. Que no voy a olvidar el tiempo que pasó conmigo ni lo que hizo por mí ni lo que me enseñó ni lo que aprendí. Que una parte de mi vida depende de lo que hizo y que por mucho que cambien las cosas, permanecerá para siempre en lo más profundo de mi corazón.