domingo, 1 de abril de 2018

Aclaración a mi entrada sobre aislamiento



Después de la última entrada que he publicado en el blog acerca del aislamiento al que se ve sometida una esclava, según mi punto de vista, he recibido algunos comentarios y también algunos correos en mi cuenta personal, manifestándome las diferentes opiniones y puntos de vista acerca de lo que escribí.
Sin duda, ha sido culpa mía al no haber sabido expresar lo que, realmente, quería decir y por eso, me he decidido a publicar esta otra entrada un poco aclaratoria y explicitaría de cómo veo yo la realidad acerca de este tema.
Lo primero que habría que tener en cuenta, según mi punto de vista, es el tipo de relación que se tiene. Es evidente que en una relación en que ambas partes son pareja o aquella otra que se limita a ejercer una dominación en encuentros sexuales puntuales, la libertad de la esclava es casi total el resto del tiempo y puede hacer lo que denominaríamos, entre comillas, una vida normal. Reunirse con sus amigos, su familia, salir, entrar o hacer lo que le parezca bien. Ahí no hay aislamiento ninguno. Lo mismo sucede en las relaciones que se limitan a sesiones más o menos frecuentes y en las que la libertad de ambas partes es total o casi total, fuera de esas sesiones.
Pero en las relaciones 24/7 las cosas son diferentes y no quiero ni mencionar en las llamadas Total Power Exchange, en las que una vez aceptada la pertenencia a un Amo, la esclava no tiene ya ni voz ni voto para nada.
Yo mantengo una relación 24/7, es decir, que soy esclava de mi Ama, las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. Evidentemente, antes de empezar, habíamos consensuado las normas y los términos de la relación, lo que se puede y lo que no se puede hacer, pero lo que no se puede modificar porque es la esencia de la relación, es que es una relación permanente en el tiempo, sin que haya momentos en que no existe relación.
Es evidente que unos podrán estar de acuerdo con este tipo de relación y otros no, que a algunos les parecerá bien y a otros una aberración, pero eso ya es otro tema.
Lo que el otro día quería decir era que, en este tipo de relación, la libertad se ve muy mermada. Por supuesto, todas las mañanas voy libremente a mi trabajo, me relaciono con mis compañeros y no tengo ninguna objeción para hacer lo que deba hacer, salvo alguna llamada de mi Ama con alguna orden puntual.
Pero cuando termina el trabajo, vuelvo a casa con mi Ama y ahí ya las cosas son diferentes. no puedo hacer lo que quiero. No puedo negarme a tener una sesión, a hacer un trabajo doméstico, a atender alguna visita o a hacer lo que se me ordene, incluyendo no hacer nada. Y eso es lo que, aunque no te des cuenta te va aislando. Porque cuando a un amigo le dices que no puedes salir y se lo dices varias veces, deja de llamarte, o cuando no puedo ir a reuniones o a fiestas o, simplemente, al cine. Claro, esto no es total porque es frecuente que el Ama me dé el permiso que le pido, porque tengo derecho a ver a mi familia una vez a la semana y porque tengo nuevas amistades, ahora ya dentro del mundo BDSM. Mis nuevas amistades son esclavas y esclavos o Amas y Amos pero resulta que buena parte de tu vida se desarrolla en un círculo cerrado y eso lleva, inexorablemente, a un cierto aislamiento, que es al que me refería el otro día. Te ves apartada de lo que ha sido tu vida y vas entrando en un círculo mucho más cerrado y exclusivo.
Sé que este tipo de vida puede no gustar a mucha gente y lo respeto profundamente. Sé que no todo el mundo está preparado para ese tipo de vida, pero conozco a muchas parejas que son felices con su práctica y en cualquier caso, está el respeto para las opiniones de los demás.
Espero haber aclarado el concepto de aislamiento al que me refería en mi anterior entrada.


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