martes, 8 de mayo de 2018

Humillación como causa de sometimiento



No hay nada que me someta tanto como la humillación. Ni los azotes, por fuertes y desagradables que sean, ni las cadenas ni ninguna otra de las muchas prácticas que son propias del BDSM me someten tanto como la humillación. El hecho de que mi Ama me ponga en mi sitio y corte de raíz cualquier veleidad por mi parte, haciéndome ver que no soy más que su perra y que no tengo derecho a nada, me pone inmediatamente en mi sitio y aleja de mí la más mínima tentación de rebeldía. El hecho de que saque a la luz mis defectos, mi inutilidad o mi condición de esclava, que me ponga en evidencia ante otras personas o mi situación como ser inferior es suficiente para que me muestre sumisa y entregada sin condiciones, cosa que es mucho más difícil de lograr por otros medios. No importa que, al rato, o en cualquier otro momento, esté bromeando conmigo, nos estemos riendo juntas o me esté confiando algún secreto porque, si algo sé, es que para mi Ama soy el ser más importante del mundo.
Lo mismo ocurre, aunque no sea de una forma tan intensa, con la humillación física. Ejercer el rol de perra, andando a cuatro patas, cogida al cuello por una correa o ser azotada estando boca abajo sobre su regazo mientras ella me palmea con la mano, por poner dos ejemplos significativos es algo extraordinariamente humillante para mí, que también tiene el efecto de someterme profundamente, más aún si hay gente presente.
No me estoy refiriendo al hecho de insultar por insultar, como he visto en algunos Amos. Eso es algo que nunca he comprendido que ni me somete ni me parece bien, sino el hecho de ponerse en su sitio, de hacerme ver que ella es mi Dueña y que no hay otra alternativa y por tanto, ponerme a mí en el mío. No descarto el insulto pero más que eso es la certeza de tener que reconocer que ella es mi Dueña, que otros Amos están por encima de mí y que yo no soy más que una esclava, cuya única utilidad es servir a su Ama y satisfacerla.. No sé si a otras esclavas o esclavos les ocurre lo mismo.

2 comentarios:

  1. Me encanta esta entrada!!! Yo no soy esclava... pero sí me ocurre lo mismo :p

    ResponderEliminar
  2. Me alegro que coincidas conmigo y te doy las gracias por tu elogio. Un beso

    ResponderEliminar