miércoles, 21 de enero de 2015

Estoy eufórica






Hace unos días he regresado a mi mazmorra con mi Amo para proseguir nuestra relación después de varias semanas de enfermedad y, posteriormente, de convalecencia.
Y la verdad es que estoy muy contenta y deseando volver a servir a mi Amo como él se merece. Antes, también, quiero darle las gracias por la paciencia que ha tenido durante mi ausencia, por su ánimo constante y por sus deseos hacia mí.
Mi Señor ha decidido incrementar sus controles sobre mí y endurecer mi adiestramiento dentro de las normas que ambos hemos respetado desde el primer día.
En ese sentido, me gustaría señalar las reglas por las que se rige nuestra relación y mi sometimiento. No presento un documento extenso ni lo que se viene llamando un contrato sino las reglas esquemáticas a las que estoy sometida y que son, casi telegráficamente, estas:


     Carencia de cualquier derecho, que quedan reducidos a privilegios como el de poder trabajar libremente y el de relacionarme con la familia
     Carencia de toda intimidad, tanto física como mental
     Carencia de toda privacidad
     Carencia de todo poder de decisión. Mi Amo decidirá por mí y tendré que pedir autorización para cualquier cosa.
     Control total sobre mi sexualidad
     Control total sobre mis gastos.
     Control total sobre vestuario, comidas, etc.
     Control sobre mi cuerpo y mi mente.

     Obligación de obedecer cualquier orden siempre que no contravenga algún límite.


No hay comentarios:

Publicar un comentario