viernes, 10 de octubre de 2014

Los Amos son los que mandan




Hace un par de semanas, mi Amo y yo decidimos sentarnos juntos y hablar sobre nuestra relación.  Había llegado un momento en el que debíamos hacer algo. Tal vez porque tres años es mucho tiempo y la gente llega a conocerse muy bien o quizá porque se necesita un respiro en una forma de vida que es dura y difícil de llevar.
En un primer momento pensamos que lo mejor sería darnos un descanso y tener tiempo para reflexionar antes de tomar una decisión definitiva.  Pero unos días después, volvimos a sentarnos para volver a hablar. Tomamos conciencia de que lo que nuestra relación necesitaba era un nuevo impulso, unos nuevos retos, una forma diferente de enfrentarnos a los problemas que habían surgido y los que surgirían en el futuro. Durante unos días consideramos todos los puntos de lo que iba a ser una nueva relación, al menos, una nueva etapa de la relación.  Pensé en cambiar mi nombre de esclava y empezar con otro esa nueva etapa. Incluso, le facilité a mi Señor varios nombres que me gustaban. Los vio y me dijo que lo pensaría. Fue entonces cuando me despedí del que había sido mi nombre durante los tres últimos años. nunki. Y escribí la entrada que precede a esta.
Pero, poco después,  decidió que le seguía gustando el nombre de nunki y me dijo que quería que siguiera siendo ese el nombre de su esclava.
Entonces, tuve que prepararme, volar por el espacio hasta la constelación de Sagitario y atrapar allí a nunki para que me prestara su nombre como había hecho hasta entonces.
Por tanto, sigo siendo la esclava nunki, la misma que ha servido a su Amo durante mucho tiempo.  La misma que va a seguir sirviéndole en el futuro con más bríos que antes, con más dedicación si cabe y con el compromiso, la sinceridad y la disciplina que mi Dueño se merece.

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