Hace ya algunos años que empecé a
practicar el BDSM como una simple advenediza que se había ido interesando poco a
poco por el tema hasta que decidió dar el paso adelante que me iba a introducir
en este mundo.
Mi primera relación fue a distancia y como una sumisa a la que su Amo fue educando poco a poco y eneñándole las prácticas habituales, enseñándome lo que suponía ser sumisa y hasta dónde podría llegar.
Hace menos de un año, conocí a mi Amo actual y me convertí en una esclava de las que se denominan 24/7,. es decir una esclava propiedad de un Amo en una relación previamente consensuada como corresponde al BDSM.
Pero si yo creía que en aquel momento ya había llegado a la mayor sumisión posible estaba en un error considerable. Durante estos últimos meses he ido avanzando, dando pasos de gigante en un sometimiento que, hoy en día, es prácticamente absoluto. Estoy sometiéndome a prácticas que hasta hace poco tiempo ni imaginaba que algún día iba a realizar. Hay veces en que me pongo a pensar y me digo a mí misma que estoy llegando al límite, que estoy muy cerca de traspasarlo. Hay veces en que me digo a mí misma que he llegado demasiado lejos, que me quedan muy pocas cosas por experimentar. No sé si esa reflexión es buena o mala para mí. Porque después de pensar en todo eso y de tener una cierta sensación de miedo a continuar, pienso que estoy haciendo lo que quiero, que soy más feliz que nunca en mi vida. Entonces, me digo a mí misma que quiero seguir avanzando, que quiero explorarlo todo y que sé que lo haré, que no me importa lo que nadie piense de mí, de mi vida o de mi moral. Que al único que le importa es a mi Amo y que lo que más quiero, no digo lo único, es que me importe a mí, someterme de manera total a los deseos de mi Señor y vivir una vida que me hace ser feliz.
Mi primera relación fue a distancia y como una sumisa a la que su Amo fue educando poco a poco y eneñándole las prácticas habituales, enseñándome lo que suponía ser sumisa y hasta dónde podría llegar.
Hace menos de un año, conocí a mi Amo actual y me convertí en una esclava de las que se denominan 24/7,. es decir una esclava propiedad de un Amo en una relación previamente consensuada como corresponde al BDSM.
Pero si yo creía que en aquel momento ya había llegado a la mayor sumisión posible estaba en un error considerable. Durante estos últimos meses he ido avanzando, dando pasos de gigante en un sometimiento que, hoy en día, es prácticamente absoluto. Estoy sometiéndome a prácticas que hasta hace poco tiempo ni imaginaba que algún día iba a realizar. Hay veces en que me pongo a pensar y me digo a mí misma que estoy llegando al límite, que estoy muy cerca de traspasarlo. Hay veces en que me digo a mí misma que he llegado demasiado lejos, que me quedan muy pocas cosas por experimentar. No sé si esa reflexión es buena o mala para mí. Porque después de pensar en todo eso y de tener una cierta sensación de miedo a continuar, pienso que estoy haciendo lo que quiero, que soy más feliz que nunca en mi vida. Entonces, me digo a mí misma que quiero seguir avanzando, que quiero explorarlo todo y que sé que lo haré, que no me importa lo que nadie piense de mí, de mi vida o de mi moral. Que al único que le importa es a mi Amo y que lo que más quiero, no digo lo único, es que me importe a mí, someterme de manera total a los deseos de mi Señor y vivir una vida que me hace ser feliz.