jueves, 11 de octubre de 2012

Castigo




Hace unos días mi Amo me castigó porque, a su juicio, incumplí las normas más elementales que rigen mi comportamiento. Durante quince días me prohibió cualquier acceso a Internet sin ninguna excepción. El sabe que ponerme delante del ordenador es casi la única libertad que tengo permitida y para mí es uno de los pocos entretenimientos, fuera de mi vida como esclava, que tengo. Todos los días puedo conectarme a Internet durante una hora como máximo, a veces media hora y aprovecharlas para escribir algún email, llevar mi blog y participar en mi foro y en algún otro.
La razón exacta no voy a contarla porque es algo privado pero para que os podáis hacer una ideá contaré una ficción que indica el motivo del castigo. Mi Amo me llevó a la casa de una persona que ya sabía mi condición de esclava. Quería que me quedase allí hasta que él regresara un poco después. Estuvimos hablando un rato pero enseguida se puso a decirme que si era una perra y una puta y a intentar toquetearme. Me zafé de él y se revolvió hasta hacerme daño. Entonces, le insulté lo más ofensivamente que pude y me largué de allí.
Mi Amo dice que por muy mal que se portara aquel hombre, yo soy una esclava y, por tanto, estoy por debajo de esa y de todas las personas, que desobedecí sus órdenes y que ofendí a alguien que está por encima de mí.
He estado cumpliendo el castigo durante diez días, después de los cuales mi Amo decidió levantármelo y darlo por terminado.
Esa es la razón de que hoy pueda escribir. Al principio me sentó muy mal porque perdía una de mis distracciones, tanto que a los pocos días le supliqué que me quitara el castigo. Se negó.
Hoy, en esta primera entrada que pongo después de lo que ha ocurrido quiero reconocer que cometí un grave error, que mi comportamiento no fue el que se espera de una esclava y que defraudé profundamente a mi Amo. Por eso, hoy y aquí, públicamente, quiero pedir perdón a mi Señor por mi falta como esclava y también quiero pedir perdón a la persona con la que me enfrenté porque por muy ofensivo que fuera su comportamiento, nunca debí reaccionar como lo hice.

3 comentarios:

  1. Querida silvia, acabo de ponerme al día con tu blog después de meses alejada de todo esto, y lo primero que te voy a decir es que me alegra profundamente esa nueva condición de esclava. Eso es lo que querías desde que te "conozco" y espero que te haga todo lo feliz que esperas.

    No voy a opinar sobre este post en concreto. Creo que desde que estoy fuera de este mundillo soy demasiado crítica con algunas cosas, pero me ha encantado el anterior, donde hablabas de evolución. Creo que es algo natural ir superando determinadas situaciones y que, cosas que antes te parecían descabelladas, las veas ahora como lo más normal. Los límites se van ampliando, la mente nos pide más... Me he sentido muy identificada.

    Te mando un beso enorme, y una vez más mis mejores deseos en este nuevo camino.

    ResponderEliminar
  2. Hola monah
    Me ha dado mucha alegría leer tu comentario y saber que todavía te acuerdas de mí y te paseas por aquí de vez en cuando. He intentado entrar en tu blog últimamente un par de veces pero está restringido así que no he podido leerlo.
    Espero que todo te vaya bien y que estés feliz. No sé si echarás de menos todo esto aunque supongo que un poco sí, es inevitable pero si estás a gusto y ha sido por propia decisión y sin altercados creo que estarás contenta.
    Te mando un beso muy grande y te animo a que te sigas pasando por aquí de vez en cuando o cuando te dé la gana.

    ResponderEliminar
  3. Hola guapa, claro que me acuerdo de tí ;) te dejo este comentario sólo para decirte que todos mis blogs están cerrados desde hace algún tiempo, y sin intención de volver a abrirlos más.

    Pero como es posible que comience una nueva etapa bloguera, te pido que me escribas al mail (monahnut@gmail.com) cuando quieras para estar en contacto, ya que no me gustaría hacer pública por aquí la nueva dirección, en caso de haberla.

    Sin más, te mando un abrazo muy fuerte ;)

    ResponderEliminar