jueves, 28 de agosto de 2025

primer castigo

 Ayer recibí el primer castigo de esta nueva etapa de mi sumisión y, por tanto, el primero que me pone mi nuevo Amo. Tenía yo la misión de salir a la calle a hacer algunas compras para la casa y mi Amo me hizo un encargo personal, encargo que, lamentablemente, se me olvidó cumplir. Cuando se lo comuniqué a mi Dueño con el cuerpo casi temblando por su reacción, mi Amo se enfadó seriamente y decidió castigarme. Se sentó en una butaca, me ordenó acercarme a él y tumbarme abajo sobre sus piernas. Entonces, me propinó cinco palmetazos  en  cada nalga, con la mano abierta y con una fuerza considerable. Concedo que me dolieron mucho y que grité con cada uno de ellos. Una vez que hubo terminado, me mandó ir hasta la pared de enfrente y ponerme de cara a ella, ocupando el rincón que formaban los dos tabiques.

Así estuve quince minutos y cuando pasaron, volvió a llamarme y a ordenarme otra vez que me volviera a tumbar como había sucedido anteriormente. Lo hice sumisamente y me atizó otros cinco azotes como los anteriores, aunque esta vez no solo grité sino que también lloré. Una vez finalizados los azotes, me ordenó volver al rincón y permanecer otros quince minutos y cuando transcurrieron, me llamó para que me pusiera frente a él y me preguntó si tenía algo que decir. Le pedí perdón por mi olvido y le dije que lo sentía mucho. Ahí terminó el castigo.

sábado, 2 de agosto de 2025

Primer día

 Ayer fue mi primer día como esclava del Amo Mario y aunque esa no será la rutina que lleve a diario, sí pude probar algunas de las características de mi nuevo Dueño.

Lo primero que hice por la mañana fue ir a tatuarme las iniciales de mi Amo y quitar la que tenía de mi Ama Luna. Fue un trabajo bastante molesto para mí, pero al final lucia la A y la M de mi Señor en el lugar que Él deseaba que figuren de ahora en adelante. La llevo en el lado más externo de mi nalga derecha y demuestra mi pertenencia a Él. 

Después fui a un salón de depilación laser en el que recibí la primera sesión de las ocho que voy a recibir, una cada dos meses y quedaré absolutamente limpia de cualquier vellosidad.

Por la tarde, salí con mi Amo. Fuimos de compras y en lo que a mí se refiere, me compró dos camisetas de tirantes finos, muy bonitas y un vestido de verano corto que también me gustó mucho. Fue como un regalo de bienvenida y un indicio de la forma en que Él quiere que vaya vestida. Finalmente, fuimos a tomar unas raciones que nos sirvieron de cena, en una terraza del centro. Al final del día y ya en casa, llegó el momento de demostrar que soy su esclava y que he de complacer todos sus deseos. Hoy hemos empezado ya con algunas de las actividades de mi sumisión. Ya iré contando todo.