Uffff!!!! Éste sí que es difícil.
Empezaré diciendo el tipo de Amo que me gusta a mí personalmente para seguir después con los que no me gustan o, incluso, con los que no soporto.
Me gusta que el Amo sea duro, implacable, que su sola presencia, su voz o el hecho de saber que lo tienes al otro lado de una pantalla, te imponga y haga que, sólo por eso, te sientas ya sometida. Me gusta que un Amo no le pase una a su esclava, que la domine porque tiene ese don y porque sabe hacerlo, no a fuerza de castigos o malabarismos. Pero también me gusta que sea inmensamente justo. Que no le dé a la esclava órdenes imposibles de cumplir y, sobre todo, que si da una orden o establece una norma, sea la que sea, la mantenga hasta el final y no se vuelva atrás. Para ello, tendrá que pensar antes muy bien lo que va a mandar y una vez que haya decidido llevarlo adelante no volverse atrás. Me gusta que imponga su autoridad por sí mismo y me gusta que sepa lo que hay que hacer y no presuma de lo que cree que sabe pero no sabe hacer.
Por el contrario, no me gustan los Amos blandos, débiles y, sobre todo, influenciables y que nadie se extrañe cuando digo esto, porque hay Amos sobre los que, incluso, su esclava puede influir. No me gustan los Amos que mienten ni los que se creen que porque son Amos no tienen que prestar a sus esclavas la misma atención e idéntica dedicación que la que sus esclavas le prestan a ellos. No me gustan los Amos que no dedican tiempo ni los que son injustos, los que dan marcha atrás, los que no saben dominar ni someter a sus esclavas. También sé de muchas esclavas que no se sienten sometidas por sus Amos.
A veces he hablado con Amos a través de Internet, Amos que no eran los míos y su sola manera de expresarse ha sido suficiente para que sintiera respeto y sometimiento hacia ellos, no para obedecer una orden, sino como una sensación personal.
Sin embargo, he hablado con otros a los que desde el primer minuto se les notaba que no sabían de qué estaban hablando.
Dejo para el final a aquellos Amos a los que no soporto y de los que se debe desconfiar desde el primer momento.
Los que ya en la primera conversación te piden una foto (Por supuesto vestida). Si se la mandas, antes de una semana te habrán pedido una desnuda.
Los que desde el primer día quieren saber tus datos personales.
Los que desde el principio te piden un número de teléfono o los que ya en la primera conversación te preguntan si tienes una cam.
Por último, al menos que me acuerde, no soporto a los Amos que creen que una esclava es una puta de la que pueden disponer a su antojo gratuitamente; los que basan el BDSM (ninguna letra significa sexo) en el sexo y esa es su única preocupación. Creo que el sexo es una parte más del BDSM y que una esclava debe sentirlo como una muestra más de su ofrecimiento al Amo pero ni la más importante ni mucho menos, la única.
Para finalizar, referirme escuetamente a esos Amos o que se las dan de Amos, que un día desaparecen sin dejar rastro y sin explicación y no vuelven a dar señales de vida.