domingo, 27 de septiembre de 2015

Cesión




Hace un par de semanas mi Amo decidió, conjuntamente con otro Amo, realizar un intercambio temporal de esclavas, de modo que yo he pasado a ser la esclava del Amo Karl y su esclava se someterá, a partir de ahora, a mi Amo. Durante el tiempo que dure el intercambio mi Amo cede todos sus derechos sobre mí, de forma que mi nuevo Amo se ha convertido en mi único y exclusivo propietario, con todo lo que eso lleva consigo.
En las condiciones que, en su día, consensué con mi Amo no figuraba ninguna que prohibiera mi cesión, ni yo veté o puse como límite tal posibilidad. La cesión es un derecho del Amo que no me gusta por muchas razones, pero que no podía limitar si quiero ser una esclava 24/7 y la clase de esclava que soy.
Tampoco me alarmé demasiado porque mi nuevo Amo es una persona a la que ya conocía y había tratado previamente y que me ofrecía todas las garantías posibles, pero sí es cierto que ese intercambio no me sentó nada bien, sobre todo porque nadie me dijo nada hasta el mismo momento  de su ejecución, ni siquiera  para que pudiera adaptarme al cambio, aunque sólo fuera mentalmente. Pero lo acaté porque era mi obligación.
El mayor problema ha surgido después. He sabido que mi anterior Amo se ha arrepentido del intercambio y se ha convencido, no sé muy bien por qué, de que no voy a volver con él cuando termine la cesión. En realidad, no sé qué pasará cuando eso ocurra a finales de año, pero cuando él dice que no voy a volver está expresando una opinión personal, una posibilidad. Estoy segura de que tiene sus razones para hacerlo, pero lo que no me parece justo es que se me culpe de que el intercambio pueda convertirse en definitivo. Cuando termine, haré lo que se me mande hacer, que será lo que acuerden entre ellos.
Creo que la razón por la que quien hasta ahora ha sido mi Amo ha expresado esa convicción es otra, en la que yo no tengo nada que ver, pero que es muy razonable, más conociendo la seriedad, el sentido de la justicia y el pensamiento de quien ha sido mi Amo durante tanto tiempo. No voy a decir esa razón pero estoy segura de que muchos se la imaginarán y además es la misma razón que esgrime mi actual Amo para pensar de la misma forma.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Una pregunta



Hoy quiero hacerme una pregunta a mí misma, una reflexión que me permita llegar a la respuesta que desearía tener. Sé que puede parecer muy simple y, tal vez, muchas personas piensen  que es algo que sólo puede preguntarse una recién llegada a este mundo. Pero, si se piensa bien, se puede llegar a la conclusión de que no lo es tanto.
Todos sabemos que el BDSM es una forma de vida  o una afición que, de forma obligatoria ha de ser sana, segura y consensuada. Mi pregunta tiene que ver con este último punto.
Estoy segura de que todos hemos consensuado con nuestros Dominantes o con nuestros dominados, nuestra relación. Pero, ¿qué pasaría si en un momento dado de la relación, algo que ha sido consensuado y admitido por ambas partes, es rechazado por la esclava? ¿Tiene la esclava la obligación de respetar ese primer acuerdo y no puede volverse atrás o tiene el Amo la de respetar la nueva opinión de la esclava y no volver a practicar algo que se estaba llevando a efecto hasta entonces?
Un ejemplo muy simple: Si una esclava ha admitido ser azotada con un látigo o tener que servir el desayuno a su Amo cada día ¿puede volverse atrás y limitar o anular esa práctica?
Supongo que para muchos y dicho de esa forma, la respuesta es obvia, pero si se reflexiona un poco, también puede pensarse de otra forma. Si los límites pueden cambiarse continuamente, nunca se llegará a una relación consolidada y tampoco habrá seguridad sobre lo que está consensuado y sobre lo que no. El Amo tendrá muchas dificultades para adiestrar a su esclava. Pero por otro lado, puede ocurrir que no se desee seguir haciendo lo que hasta ese momento era normal. Y ahí entra mi pregunta.