domingo, 24 de agosto de 2014

De nuevo soy esclava




Hace unos días mi Amo se puso en contacto conmigo para preguntarme si quería retomar la relación y continuar sirviéndole. Me dijo que lo había estado pensando y que probablemente su decisión había sido demasiado drástica.
Enseguida le dije que sí, que deseaba volver a convertirme en su esclava y durante varios días hemos estado hablando para ver la forma de hacerlo. En esencia conservamos todas las reglas y normas anteriores pero también hemos consensuado algunas nuevas que mejoran la relación, que la hacen más fluida y con un mayor compromiso por ambas partes.
Mi sumisión a mi Amo es total, sin resquicios y con apenas unas pequeñas limitaciones, más propias del sentido común que de otra cosa, todo ello naturalmente, dentro de las reglas del BDSM.
Me siento enormemente feliz de volver con mi Amo, de cobijarme en su hombro y de sentirme protegida y querida. También debo decir que me enorgullezco de ser su esclava, de la forma en que ha dado la cara y reconocido una situación que no era buena y, sobre todo, de la demostración que ha hecho de querer a su esclava y de desear volver a someterme
En este momento, quiero decirle que prometo servirle con todas mis fuerzas y con todo mi interés, procurar su satisfacción permanente y cumplir con todas mis obligaciones de esclava.

domingo, 17 de agosto de 2014

Sumisión mental




Creo que la mayor satisfacción de una esclava es conseguir una                                     total y absoluta sumisión mental

lunes, 11 de agosto de 2014

Vacaciones




Quiero enviar un saludo a todos los seguidores y lectores de este blog y a toda la familia del BDSM desde París, donde estoy pasando unos días de vacacione con unos amigos. He estado hablando con algunas personas y cuando regrese a casa decidiré definitivamente la clase de vida que deseo llevar de ahora en adelante. Pero ya lo tengo casi decidido.

lunes, 4 de agosto de 2014

Highlands



Hace unos años estuve viajando por Escocia. Estaba todavía en la Facultad y junto con algunos amigos decidimos recorrer aquella parte del Reino Unido. Recuerdo que visitamos Edimburgo, Glasgow, Inverness, Perth, el lago Ness, en el que no conseguimos encontrar al famoso monstruo y algunos sitios más.
Se me ha venido todo esto a la memoria porque una persona muy cercana a mí está pasando estos días en esas tierras con algunos amigos, aunque, según creo, en un plan más deportivo que turístico.
Me duele que esa persona se haya distanciado tanto y tan bruscamente de mí porque no tengo conciencia de haberle hecho ningún mal ni nada que hubiese podido resultar ofensivo hasta el punto de no dirigirme la palabra.
Me estoy preguntando estos días, en un ejercicio bastante absurdo y poco práctico, si le hubiera gustado haber ido conmigo en vez de haberlo hecho con sus amigos o, incluso,  si hubiera aceptado hacerlo si yo se lo hubiera propuesto. Francamente, creo que no. No ya porque nos hayamos distanciado hasta el punto de romper cualquier vínculo, sino porque creo que nunca ha sopesado la posibilidad de hacer una cosa así. Tampoco yo lo he hecho hasta ahora.
En todo caso, espero que en algún momento de su viaje, mientras anda por aquellos riscos o mientras aguanta la lluvia y el viento o mientras se toma un magnífico whisky en un rincón de algún hotel, se haya acordado de mí y de la relación que en un tiempo mantuvimos.