miércoles, 30 de julio de 2014

Juicios de valor




Quien ha sido mi Amo hasta hace poco tiempo me ha manifestado su malestar y su enfado por lo que he escrito en mi última entrada en este blog y, en concreto, por lo que él denomina juicios de valor.
Se refiere al comentario que hice deduciendo que su decisión de dar por terminada la relación estaba ya tomada, independientemente del asunto del correo.
He de admitir que, efectivamente,  eran juicios de valor pues no tengo ninguna prueba de que lo que opinaba fuera verdad y en ese sentido,  deseo pedir disculpas públicamente si con ello le he molestado o, peor aún, he podido ofenderle o inventarme algo que no fuera cierto.
Pero lo cierto es que, al menos en mi opinión, las circunstancias fueron muy sospechosas y facilitaban ese juicio de valor. Mi Amo no me dio ninguna opción. No esperó a escucharme, a que diera alguna explicación, ni siquiera a que abriera la boca. Él podía estar equivocado, podía haber habido algún problema en Internet, podría haber usado el correo de un compañero de trabajo o, lo que es la realidad, podía haberlo hecho sin darme cuenta de que lo hacía y ser totalmente inocente. Incluso después de que le contara lo sucedido, ni siquiera quiso responderme. Y yo me pregunta si me he portado tan excesivamente mal como para que, no sólo rompa la relación sino tampoco quiera dirigirse a mí o responder a las veces que he intentado ponerme en contacto con él.
Y luego, la acusación, creo que totalmente injustificada, sobre la confianza que merezco (un día antes era total), mi valor como esclava o lo inútil de mantener la relación.
En fin, no quiero seguir insistiendo en ello. Sí quiero aclarar, porque es de justicia hacerlo, que los años que ha durado esta relación han sido los más completos, más satisfactorios y más felices de mi vida. Que la experiencia que he tenido ha sido maravillosa y que mi vida no volverá a ser igual después de ella.

lunes, 21 de julio de 2014

Adiós, Amo, Adiós




Hace unos días, mi Amo decidió, de forma unilateral y de la noche a la mañana, dar por terminada la relación que manteníamos desde hacía más de dos años. La razón aducida por él fue que le había estado engañando, pues le había mandado un correo desde una cuenta que no era la que tenía autorizada, cuando tenía la prohibición absoluta de tener más de una cuenta de correo y, sobre todo, disponer de alguna sin su consentimiento.
Le dije a mi Amo que lo había hecho desde el trabajo, desde la cuenta corporativa de la que dispongo en mi perfil, una cuenta que aparece cuando abro el programa del que dispongo para trabajar, sin necesidad de poner ninguna clave. Nunca había usado esa cuenta y, ni siquiera hoy, sé cómo le mandé un correo desde ahí.
Mi Amo no quiso comprender que cuando se envía un correo desde una cuenta hotmail desde un ordenador que no es el propio, hay que escribir el nombre de la cuenta y la contraseña y que si hubiese querido engañarle, no hubiera puesto una dirección y una contraseña que no eran las mías y que, por ende, tenía prohibida.
Me dijo mi Amo que había tomado esa decisión porque él se había tomado siempre la relación muy en serio y yo estaba jugando con él. Y me llevé las manos a la cabeza. ¿Cómo puede decir eso cuando he sido su esclava sin límite alguno durante las veinticuatro horas del día, cada día de cada año? Una esclava 24/7 que renunció a todo para servirle, que no tenía el más mínimo derecho a nada, que fue humillada y vejada delante de buen número de personas y que, incluso, tenía que pedir permiso para hablar con su familia.
Me dijo también que no confiaba en mí y que no merecía la pena estar conmigo. Y yo me sentí inmensamente dolida porque era profundamente injusto, porque lo había dado todo y porque había aportado a la relación un millón de veces más de lo que había aportado él. Me sentí triste y humillada, no ya como esclava, sino como persona. No me hubiese importado que hubiera decidido terminar por cansancio, por aburrimiento o por querer dedicarse a otras cosas pero no me ha parecido justo que lo haya hecho de la forma que lo ha hecho. Él, que no renunció a nada por mí.
Ahora sé que el asunto del email no ha sido más que la excusa para romper la relación.  Ya otras veces había ocurrido algo parecido y mi insistencia le había hecho cambiar de opinión. Estoy convencida de que si no hubiera ocurrido lo del correo, habría sido cualquier otra cosa.
A partir de ahora, todo cambia para mí y aunque ya he recibido la oferta de otros Amos, quiero dejar pasar un tiempo antes de tomar una decisión. Dentro de unos días tomaré mis vacaciones, las primeras en libertad durante mucho tiempo. Me va a parecer extraño poder ir adonde quiera, hacer lo que quiera o relacionarme con quien desee. Después, a la vuelta, decidiré si quiero seguir esta clase de vida o, si por el contrario, prefiero iniciar algo nuevo, alejado ya del BDSM. Espero poder contar aquí la decisión que tome.

miércoles, 2 de julio de 2014

Nostalgia




Hoy he echado la vista atrás y he sentido una profunda nostalgia. Están a punto de cumplirse ocho años desde que inicié este blog en su anterior versión y casi parece que fue ayer. Fue en aquella época cuando me introduje en este estilo de vida, en el BDSM.
De vez en cuando me gusta recorrer aquellos blogs de personas practicantes de BDSM que empezaron conmigo o que ya se publicaban cuando yo empecé. Desgraciadamente, la mayoría ya no existen. Otros, aunque accesibles,  hace meses o años que no han sido actualizados y sus últimas entradas datan, a veces, de varios años atrás. Me interesan todos aunque hay uno al que vuelvo con alguna frecuencia. Parece estar abandonado.
Es posible que algunos propietarios de estos blogs mantengan sus relaciones de BDSM, aunque es muy probable que la mayoría lo haya dejado ya, tenga una vida diferente y que aquellas vivencias que tuvieron sean sólo un recuerdo en una existencia diferente. Es difícil asimilar cómo pasa el tiempo.
Hoy he vuelto a navegar por Internet buscando alguno de esos blogs y he encontrado menos que la última vez que lo hice. Y eso ha hecho que vuelva a sentir una profunda nostalgia.