viernes, 10 de enero de 2014

Intolerancia



Desde que empecé a escribir mi primer blog, hace ya casi ocho años, esta ha sido la primera vez que he borrado un comentario.
Cuando se escribe un blog en el que se cuenta una forma de vida y se expresan opiniones sobre un tema, es normal que haya mucha gente que piense de forma distinta e, incluso, que esté totalmente en contra de lo que expresa el autor o la autora del blog. Eso es positivo y enriquece el blog, incluso cuando las críticas o las opiniones contrarias son fuertes y también cuando son injustas.
Pero lo que no tiene cabida, al menos en este blog,  son los insultos, los desprecios, la altanería, el creerse en posesión de la verdad o la chulería. Alguien ha escrito un comentario a la última entrada publicada en la que se nos insulta gravemente a mi Amo y a mí por lo que expreso en ella, por decir lo que me gusta o por la vida que quiero llevar. Es decir, sólo por dar mi opinión.
Curiosamente, esa persona a la que tanto le escandaliza esta forma de vida y, en general, la práctica del BDSM siente el suficiente morbo para leer lo que se escribe sobre ello, tal vez porque es uno de esos reprimidos a los que le atrae una cosa pero no se atreven a realizarla.
Antiguamente, la Inquisición quemaba en la hoguera a los que no vivían como a ellos les gustaba. En el siglo pasado, gaseaban en los crematorios a los que eran diferentes. Hoy, como no hay hogueras ni crematorios se dedican a insultar a los demás, eso sí, amparándose en el anonimato. Muy valiente.

jueves, 9 de enero de 2014

Azotes



La mayor parte de las esclavas que practican el BDSM, han tenido la oportunidad de ser azotadas , por supuesto siguiendo las reglas del BDSM y de forma segura y consensuada. Sus pieles han probado el látigo, el gato, la fusta, la vara, la regla, la mano del Amo...Incluso, muchas han sido abofeteadas en la cara. Recuerdo que cuando empecé, se me ocurrió preguntar en un foro cuál era el instrumento que las sumisas y esclavas preferían. Nadie me dio una respuesta tajante.
Hoy, puedo decir que desde mi punto de vista, el látigo es, con mucha diferencia el que yo prefiero. Tiene el inconveniente de que sólo es fiable si lo emplea una persona muy experimentada porque si no, se corre un grave peligro de ser lesionada. Pero, aún reconociendo que es doloroso, produce una sensación extremadamente excitante. Sentir el contacto con la piel, sentir el golpe es doloroso pero constituye una experiencia distinta.
Nunca he llegado a lo que se conoce como sub-space, aunque he estado cerca, pero sí he experimentado la sensación de que con el transcurso de los azotes se va perdiendo sensibilidad y llega un momento en que empiezan a doler menos.
Por contra, el instrumento que más odio, si se puede emplear esa palabra, es la vara. Desde mi punto de vista produce un dolor muy fuerte y además, muy desagradable. Los Dominantes que la saben usar bien hacen que la vara de el golpe y rebote  varias veces, con lo que la sensación es incómoda. Aunque para algunas sumisas y esclavas es posible que también tenga su lado positivo.