miércoles, 22 de febrero de 2012

Ama Neus



Hoy quiero saldar una deuda de gratitud hacia una de las personas que más se han preocupado por mí y por las circunstancias de mi vida durante los últimos tiempo. Tuve la fortuna de ser su esclava durante dos meses y la mala suerte de que sólo pudiera ser ese tiempo por motivos ajenos a nuestros deseos pero que fueron definitivos para no poder continuar. Debo decir que fue un tiempo fantástico, que me sentí sometida y dominada como yo siempre he deseado sentirme y que, aún hoy, muchos meses después, echo de menos aquellos días.
El Ama Neus no se enfadó ni se puso hecha una fiera porque yo no pudiera continuar la relación, lo comprendió y me ofreció todo su apoyo para los malos tiempos que se me venían encima. Duante muchos meses me ha escrito una y otra vez interesándose por mi salud y por mi vida, mostrando su alegría cuando las cosas iban bien y su pesar cuando sucedía lo contrario. En ocasiones he tardado semanas en responder a sus emails pero ni áun así, ha mostrado un mal gesto, una mala palabra o una mala acción en contra mía.
A lo largo de mi vida, como supongo que a lo largo de la vida de todo el mundo, he conocido a personas merecedoras del máximo respeto, tanto dentro del BDSM como en la vida corriente. Personas que se han ganado ese respeto y esa admiración con su comportamiento y gente que me ha demostrado que la amistad está por encima de cualquier contingencia pasajera. Pero también he conocido a personas que han hecho gala, desde el primer momento, de su egoismo, de su fanatismo o de su mal perder. Incluso, ha habido algunos y algunas a los que he respetado y admirado profundamente y que, sin saber por qué, me han respondido con el insulto, con la injuria, con la humillación o con la mentira. Allá cada cual con su vida y su conciencia.
El Ama Neus se encuentra entre las primeras, entre las que desde el primer día han sido merecedoras del máximo respeto, hasta el punto de que me enorgullezco de haber sido su esclava pero muchísimo más de seguir siendo su amiga.
Hace mucho tiempo que debería haber publicado esta entrada y le pido perdón por no haberlo hecho antes. Ella sabe que, además de mi dejadez para escribir, ha habido otros asuntos que me han condicionado. Sólo le pido que siga siendo mi amiga y decirle que, hoy, cuando sé que hay casi un cien por cien de posibilidades de que no vuelva a ser esclava ni a ejercer el BDSM, ella sería la primera y, tal vez, única opción para volver.
Gracias Ama Neus

miércoles, 8 de febrero de 2012

En el infinito de las estrellas



Sé que nos estás esperando allí. En ese rincón del Universo al que con tanto ahínco deseabas llegar. Viajando entre multitud de estrellas y maravillosas y espectaculares galaxias y que ya has olvidado todas las penalidades y todas las tristezas de este mundo en el que nos hemos quedado los demás. Estoy convencida de que allí, tan lejos que no sería posible llegar en una vida entera, te has reencontrado por fin con la persona a la que amaste tanto durante toda tu vida, esa persona a la que yo apenas conocí, pero a la que tú jamás olvidaste y de la que me contabas tantos detalles y tantas anécdotas o me mostrabas todas esas fotos antiguas en blanco y negro, que llegué a conocerle tan bien como si hubiese estado presente en mi vida como lo estuviste tú. Y desde allí, nos miraréis los dos con una amplia y curiosa sonrisa sin comprender por qué, aquí abajo, estamos todos tan tristes, por qué lloramos sin consuelo cuando lo cierto es que habéis alcanzado, por fin, la plena felicidad, cuando, de nuevo, volvéis a estar juntos y, en esta ocasión, para toda la eternidad.
A partir de hoy, en las noches claras, cuando en el cielo se vean millones de estrellas, levantaré la vista hacia ellas y sabré, abuela, que estás allí con el abuelo y que algún día volveremos a reunirnos todos para seguir existiendo juntos en el infinito de las estrellas.

jueves, 2 de febrero de 2012

Homenaje




Mi abuela va a cumplir noventa años y hasta ahora ha gozado de una salud envidiable. Hace dos semanas enfermó seriamente con una neumonía, una enfermedad que a esa edad, es extraordinariamente grave. La ingresamos en un hospital y aunque su estado siempre fue grave, empezamos a notar una cierta mejoría que nos llenó de esperanza y que, incluso, llevó a los médicos a programar su alta hospitalaria para unos días más tarde. Pero el día anterior al señalado para regresar a su casa sufrió una hemorragia masiva por el recto. Según los cálculos llevados a cabo a través de la pérdida de hemoglobina, se calculó que había perdido más de un litro de sangre. Naturalmente, esa circunstancia la ha llevado al borde de la muerte. La han transfundido varios envases de concentrados de hematies pero aún así, su estado en el día de hoy es crítico, sin que los médicos tengan esperanza alguna de que pueda salir adelante.
Por eso quiero hoy escribir este pequeño homenaje, cuando todavía está viva, a una de las personas que más he querido en mi vida. Todavía recuerdo cuando éramos pequeños y se quedaba al cuidado de mis hermanos y mío cuando mis padres salían de viaje o iban a algún lado. Las regañinas cariñosas porque me vestía demasiado atrevida según su concepto o la alegría que tuvo cuando terminé la carrera y, naturalmente, sus desvelos, su preocupación y su tristeza cuando supo que estaba enferma y que tenían que operarme.
Yo sé que dentro de unos días mi abuela no estará ya con nosotros pero ella es creyente y sé que con toda seguridad viajará lejos a ese rincón del Universo en el que la espera mi abuelo y en el que algún día me reuniré con ella.
Pido disculpas por escribir una entrada tan personal pero era necesario que lo hiciera.
Adiós abuela. Jamás te olvidaré.